2016/04/13

LA TIERRA NO ES NUESTRA

la tierra no es herencia de nuestros padres, sino préstamo de nuestros hijos”
Pensamiento Indoamericano 
 
 
Con certeza se afirma que “el ambiente no solo es el lugar donde se realiza el drama de la historia humana, sino en cierto sentido es un participante activo en dicha historia”. Así mismo se reconoce como el desarrollo del hombre tanto a nivel individual como social, no puede considerarse aislado de su entorno natural.
El ser humano está llamado en el momento actual a establecer una nueva relación de atención y de respeto hacia el ambiente, cuyo equilibrio debe proteger, teniendo en cuenta sus extraordinarias posibilidades, pero también todo aquello que lo amenaza y atenta contra él. Lo ambiental y ecológico expresa, no únicamente una relación del hombre, sino ante todo una dimensión digna de ser tenida en cuenta en el gran propósito de relación humana.
Por lo tanto, es responsabilidad de todas las personas que el cambio de actitudes sea posible. En las últimas décadas, sobre todo a partir de las décadas de los 70 y 80, hemos aumentado el consumo incontrolado de todo tipo de objetos, artículos y energías.
Hemos pasado de que los electrodomésticos con una duración casi indefinida, se hayan desarrollado para tener un uso “programado” mucho inferior, lo que se denomina “obsolescencia programada”. Acabando de este modo con gran número de talleres y lugares de reparación de los mismos. De esta manera, la comercialización global consigue que tengamos que consumir ingentes números de artículos electrónicos cada día (solo hace falta pasear por un punto limpio para darse cuenta de este hecho). Primero nos crean la necesidad (demanda), para posteriormente vendernos todo tipo de productos (oferta). Pero casi nadie se para a pensar de donde provienen los materiales con los que se fabrican muchos de estos utilitarios, como es el caso del coltán (telefonía móvil y ordenadores). Un mineral muy preciado que lleva años financiando guerras civiles en países como Ruanda, Uganda, Congo y la República Centro Africana (entre otras).
Es de conocimiento general, que la industria textil ha creado grandes imperios que en el día de hoy generan grandes fortunas a los dueños de las mismas. Este negocio sería legítimo si se cumplieran todas las condiciones laborales y medio ambientales (entre otras). Pero sabemos que la realidad no es esta.
Como viene siendo la norma, estas insanas montañas de dinero se deben a la esclavitud de las personas y al destrozo de nuestro medio y entorno. “Existen ríos en países como Camboya y Bangladesh donde el agua corre del color que está de moda en occidente”. Con el fin de abaratar los costes y ser más competitivos en los mercados, se llevan las fábricas allí donde el coste laboral y fiscal es menor. Este mundo globalizado es “legal” pero no es para nada ético. Generan ropas y modas que nos obligan a comprar sin medida ni control.
En nuestras casas hacemos un uso y gasto inapropiado y a veces desmedido de los consumos energéticos y del agua. Dependiendo de la capacidad económica de cada cual, miramos más o menos el consumo que originamos. Es cuando las distintas facturas de luz, gas y agua sobrepasan nuestro presupuesto mensual, cuando empezamos a tomar medidas. Pero lo hacemos tan solo por la variable económica, poco nos suele importar el hecho de que reducir nuestro consumo, aporta su granito de arena a construir un mundo más sostenible y limpio, restringiendo en alguna medida las emisiones de CO2.
Que decir cuando el consumo lo realizamos en nuestro lugar de trabajo, emplazamiento donde muy pocas personas controlan lo que se gasta, puesto que, no son ellas las personas que pagarán las futuras facturas (o eso creen). Es aquí donde hay que hacer más hincapié en las políticas de sensibilización, apenas somos conscientes de la cantidad de medidas y pequeños gastos que podríamos tener en cuenta y que ayudarían a la reducción de los gastos, desviando incluso parte de ese ahorro a proyectos de sostenibilidad y medio ambiente. Aumentando de este modo la eficiencia de nuestra entidad laboral y por consiguiente, nuestra forma de colaborar mediante nuestras acciones con la mejora de nuestro mundo.
Pensemos, reflexionemos… ¿Cada cuánto tiempo cambiamos de teléfono móvil por el mero hecho de tener lo último en tecnología?, ¿Cuántas veces por semana/mes salimos de compras por las tiendas de ropa “Low Cost” y de grandes marcas con precios bajos?, ¿Tomamos las medidas suficientes en cuanto al consumo de energías en nuestros hogares y espacios de trabajo?, ¿Alguna vez nos hemos parado a pensar en todo esto? Hagámoslo por una vez.
La protección y mejora de la salud de nuestro planeta, es una de esas asignaturas pendientes por parte del grueso de la sociedad. Todos somos conscientes de las diferentes conductas y actividades que desarrollamos en nuestro día a día y que lo perjudican.
Pocos son los que se paran a reflexionar a cada paso que dan, de qué forma podrían aportar su granito de arena. Muchas veces la solución no está en el “qué hacer” sino más bien en el “qué no hacer”.
Nuestro lugar de trabajo suele ser el emplazamiento donde tienden a olvidarse las medidas de reducción de consumo adoptadas en nuestros hogares. Es de vital importancia que continuemos todas las acciones emprendidas en casa, no es excusa encontrarse en un lugar compartido por más personas en el que nadie “hace nada por mejorar las cosas”.
Como no pagamos las facturas… pero eso es real, ya que indirectamente el pago de los consumos sale de nuestros bolsillos, bien por el pago de nuestros impuestos o directamente en el descuento de nuestros salarios. Por lo tanto, debemos de tener cuidado con esta afirmación.
Si leemos el Estatuto de los Trabajadores actual, (Artículo 64: Derechos de Información y consulta y competencias. Punto 7: Competencias del Comité de Empresa), encontraremos el siguiente texto:
“Colaborar con la dirección de la empresa para conseguir el establecimiento de cuantas medidas procuren el mantenimiento y el incremento de la productividad, así como la sostenibilidad ambiental de la empresa, si así está pactado en los convenios colectivos”.
Es por lo tanto parte de la tarea en nuestra entidad y/o empresa, que se desarrollen actuaciones de forma comunitaria. Una de ellas, ha de ser la de impulsar una auditoría energética a nuestras instalaciones con el fin de lograr que los gastos anuales en materia energética (muy elevados derivados de un alto consumo de electricidad) puedan reducirse notablemente. De este modo, podrían detectarse diferentes campos de mejora en el empleo de la energía en las áreas de iluminación, equipos y climatización del edificio con el fin de invertir el ahorro en nuevas iniciativas que mejoren la eficiencia y el entorno de los trabajadores/as. Algunos de los objetivos que podríamos conseguir:
·      Reducir los consumos energéticos, utilizando la energía de forma eficiente para evitar gastos innecesarios y reducir las emisiones de CO2.
·       Detectar los puntos críticos en cuanto a consumos y malas prácticas energéticas.
·       Establecer un plan de acción con las medidas correctoras oportunas: cambios en la iluminación de las oficinas, utilización de luminarias LED, programación correcta de los aparatos de acondicionamiento, etc.
·      Determinar el potencial de ahorro energético y facilitar la viabilidad económica de las inversiones en las mejoras a realizar.
Podemos también realizar acciones más concretas para ayudar a que este proceso de auditoría pueda producirse, estas son:
·        Adquisición de datos generales. Análisis inicial de la entidad teniendo en cuenta actividad, consumos y tipos de energías utilizadas.
·        Análisis de datos e instalaciones. Determinación costes energéticos producto/servicio y recopilación de datos de equipamientos y de las instalaciones.
·        Obtención de datos a evaluar. Instalación de los equipos de medida y método en que se registrarán los consumos, considerado medidas ambientales, iluminación, temperatura y humedad, entre otros.
·        Estudio energético. Definición de las opciones de mejora, rendimientos, consumos, tarifas, teniendo en cuenta su viabilidad técnica y económica.
·        Informe de conclusiones. Planteamiento de ahorro energético y económico, fijación de prioridades de las actuaciones y estudio de las inversiones necesarias.
·        También se realizarán conferencias, coloquios y debates de concienciación a los empleados/as y el voluntariado la entidad, con el objetivo de sensibilizar sobre la importancia del buen uso de la energía y sus repercusiones.
Los resultados y beneficios en porcentaje de ahorro de las medidas propuestas podrían alcanzar entre un 15% y un 20% del consumo energético de las instalaciones, lo que supondría un ahorro anual importante. La inversión requerida para poner en marcha las medidas correctoras necesarias se amortizaría en un plazo medio (dependiendo de los compromisos), ya que los ahorros producidos por adoptar medidas correctoras se invertirían en cambiar poco a poco lo que se estime necesario.
Quiero finalizar este texto con las siguientes líneas extraídas de “La Carta a la Tierra” traducida a más de 30 lenguas desde su lanzamiento en el año 2000.
“Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.”
La Tierra, nuestro hogar…
La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común para todos los pueblos. La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado”.
La situación global…
“Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados. Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables”.
Los retos venideros…
“La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más. Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimiento de una sociedad civil global, está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer soluciones comprensivas”.
Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo. Tal renovación es la promesa de estos principios de la “Carta de la Tierra”. Para cumplir esta promesa, debemos comprometernos a adoptar y promover los valores y objetivos expuestos en este texto, reflexionemos.

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