2015/08/28

SI EL NORTE FUERA EL SUR

ª    “Las preguntas que debemos formular son... ¿Por qué tanta desigualdad entre pueblos? ¿Acaso  unos son más listos que otros?”.

ª    “Sin pretenderlo cambió la sociedad humana. Gracias a la agricultura se creó el primer elemento básico de la economía: el superávit”.

ª    “Desde la revolución en  Inglaterra en 1688, la Independencia de Estados Unidos y su Carta Magna de 1787, pasando por las ideas de Rousseau y la Revolución Francesa de 1789, Guerras de Independencia en España y países de América del Sur”.

 
Diré que gran parte de lo expuesto en este artículo, debo de agradecérselo a la lectura del último libro de Yanis Varoufakis (exministro de economía griego), ya que explica el origen de la desigualdad de una forma que jamás había leído o escuchado en ningún sitio. Me pareció muy acertada a la vez que asombrosa e innovadora en cuanto a mis conocimientos, y por ello la expongo para que, por una parte se recreen con la lectura y análisis del mismo, y por otra, tenga en su haber obtener y guardar (si es menester) en su biblioteca, este libro que no tiene una sola palabra de desperdicio (a mi juicio y opinión personal, por supuesto).

Las preguntas que debemos formularnos son… ¿Por qué tanta desigualdad entre los pueblos? ¿Acaso unos son más listos que otros? ¿O quizás sea algo diferente, algo relacionado con el ADN de las personas, lo que explica que en algunos lugares te encuentres pobreza por las calles y en otras no? Las respuestas al respecto, son muy importantes de contestar. De no hacerlo podríamos caer en el error de afirmar que los europeos hemos sido más listos y capaces, y que los menos afortunados tan solo  han sido mejores personas a lo largo de la historia y que por ello siempre fueron pueblos colonizados y utilizados para nuestros fines.

Hace aproximadamente 15.000 años el hombre dio unos de los pasos más importantes que le definieron como especie: logró cultivar la tierra.  Por primera vez el ser humano consiguió no depender de la buena fortuna y de lo que la generosidad de la naturaleza le otorgaba. Comenzó a trabajar la tierra y lo hizo por necesidad, seguramente debido a que poco a poco fue acabando con todos los bienes de los que se abastecía. Estos al empezar a escasear hicieron que el hambre inventara la forma de acabar con el problema mediante el cultivo de la tierra. Así da origen a la economía, con la aparición de la agricultura.

Sin pretenderlo cambió la sociedad humana. Gracias a la agricultura se creó el primer elemento básico de la economía: el superávit. Ya no solo éramos capaces de crear alimentos para el sustento diario sino que además éramos capaces de crear un excedente de producción. Gracias a esto, el ser humano comenzó a tener más tiempo para él, ya no tenía la necesidad de buscar alimentos durante todo el día. Además la producción agrícola comenzó a generar los siguientes elementos de nuestra sociedad: escritura, deuda, dinero, Estados, ejércitos, clero, burocracia, etc.

Hay que ser conscientes de que a lo largo de la historia, este excedente de producción, se ha repartido de forma desigual e injusta. Siempre han tenido ventaja aquellos que ostentaban el poder social, político y militar sobre los que no poseían nada de esto. Pero también es cierto que han sido unos pocos, los que tenían sometidos a la mayoría (algo que sigue pasando hoy día) ¿cómo puede ser esto posible? Mediante el miedo, por supuesto. Durante siglos el miedo hacia una ideología que hacía que los poderosos obtuvieran su poder por derecho (incluso divino) y que todos los demás debían de acatarlo por que las cosas eran así, sin más.

Pero entonces… ¿cuál es el detonante de que las súper potencias aparecieran en Eurasia, por qué Estados Unidos se ha convertido en una de ellas gracias al germen migrante europeo? ¿Por qué ninguna súper potencia en África o Australia? Pues como hemos hablado, por el superávit. Es este el que ha desarrollado los ejércitos, los opresores y oprimidos, la escritura, la tecnología, las armas, la banca internacional, etc.


Sabemos gracias a los estudios realizados, que estos pueblos poseían poesía, música, mitología basada en un valor cultural inmenso; en cambio carecían de medios para atacar y defenderse de otros pueblos y agresiones. Por el contrario los países occidentales siempre han estado obligados a generar superávit para seguir avanzando y creciendo con todo lo que ello implicaba: la invasión de otros territorios y pueblos.

Tan siquiera en África surgió ningún pueblo que pudiera o haya podido amenazar la hegemonía europea. El africano, un pueblo que ha sido oprimido desde el origen de la civilización, donde el blanco siempre ha esclavizado al hombre negro. ¿Acaso el hombre negro es menos capaz que el blanco? Estupideces, tan solo no tenían al alcance los medios precisos para defenderse e incluso llegados al extremo, cambiar las tornas de la historia universal.

¿A qué se debe todo esto? Echemos una mirada al mapa africano, su forma es totalmente contraria a la europea. Esta se extiende de este a oeste, desde el atlántico hasta oriente, llegando hasta el pacífico. Su extensión es más ancha que larga. África se extiende de norte a sur, comenzando en el Mediterráneo, cruzando el ecuador y llegando hasta las costas del sur del planeta, albergando zonas climáticas totalmente diferentes: desiertos, trópicos, climas suaves, etc. ¿Qué significa esto? Que podríamos atravesar Eurasia de este a oeste encontrando pocos cambios de clima, al contrario que en África, donde para ir de norte a sur podemos encontramos múltiples zonas climáticas diferenciadas.

Esto es importante por la sencilla razón de que las sociedades africanas no tenían la posibilidad de desarrollar grandes economías agrícolas, tampoco la manera de extender sus cultivos hacia el norte o el sur debido a que era imposible su adaptación. En cambio, los países europeos, tras el descubrimiento y potenciación de la agricultura, tenían la posibilidad de extenderse sin problema por todo el territorio, invadiendo otros pueblos, usurpando sus superávits, imitando su tecnología y creando imperios enteros y gigantescos. Por algo tan sencillo y tan complicado a la vez como la geografía y el clima. En África esto era realmente imposible. Una explicación que seguramente llame la atención pero que por ello no carece de asombro.

Como hemos podido ver, nada que ver tiene el ADN de las personas. Da igual ser blanco, negro o amarillo. La clave está en la acumulación de excedentes agrícolas y la facilidad o dificultad de la expansión geográfica. Gracias a estas dos cuestiones se puede afirmar y asegurar la existencia de las grandes entidades estatales expansionistas (llamadas imperialistas desde hace muchos siglos).


Pero todo no acaba aquí. Ya que también reconocemos la existencia de una desigualdad notable dentro de las propias sociedades desarrolladas. Como bien sabemos y hemos dicho antes, la acumulación de bienes siempre se ha híper-concentrado en unos pocos. Debido a este desigual poder político creado, gracias a las riquezas y bienes, la desigualdad tiende a retroalimentarse, hacerse cada vez mayor.

Podríamos resumir en unas líneas que la desigualdad, claro está, y es algo que se puede ver día a día, no es igual en todos los países del mundo. Al igual que tampoco lo es dentro de los propios Estados, donde encontramos sociedades totalmente estratificadas y jerarquizadas. ¿Siempre ha sido así? Desgraciadamente así ha sido, al menos desde que se tiene constancia. Siempre ha habido opresores y oprimidos. Siempre han existido pueblos explotados y exterminados. La especie humana ha usado su conocimiento, su tecnología y su hegemonía en el reino animal para hacerse daño y destruirse.

La mayoría de la población se ha mantenido sumisa ante este abuso de poder. La única forma que se me ocurre de que esto haya sido posible, es la del reinado del “miedo” y el “terror”. Miedo a una ideología religiosa que nos dictaba lo que era correcto y lo que no, y que el poder ostentado por esta oligarquía de personas era hereditario, divino y sin capacidad de réplica. Terror a la pobreza, a la desprotección, a la humillación pública, el castigo, la muerte. ¿Qué otro motivo ha existido a lo largo de los siglos para que no fueran las cosas de otro modo? La falta de cultura, de conocimiento, de información… la eterna ignorancia que aún persiste en nuestros días, el miedo a cambio.

Afortunadamente la época en la que vivimos es la era de la información (aunque debería afirmarse más bien des-información de gran parte de los medios). Las nuevas generaciones poseen todas las herramientas para leer, informarse, contrastar y ser críticos con todos  los estímulos informativos que reciben. Tan solo deben de filtrar, comparar e indagar en busca de la verdad, hallar la raíz del problema y no quedarse con el titular de un medio de comunicación.

 Dentro de nuestra historia más reciente, hemos vivido diferentes revoluciones que han ido transformando poco a poco la sociedad, en pos de asegurar un mínimo de derechos que sean acordes con la vida humana. Desde la revolución en  Inglaterra en 1688, la Independencia de Estados Unidos y su Carta Magna de 1787, pasando por las ideas de Rousseau y la Revolución Francesa de 1789, Guerras de Independencia en España y países de América del Sur, el manifiesto Comunista de Karl Marx de 1848 y la revolución industrial, la Revolución Proletaria Rusa de 1917, la segunda República en España de 1931, Revolución Cubana de 1959, Mayo del 68, Revolución de los Claveles en Portugal 1974, Madrid 15 de mayo de 2011, etc.


Nuestro mundo no está exento de revoluciones y cambios sociales. Se ha vertido mucha sangre en favor de nuestra libertad y la consecución de nuestros derechos. Estos, “garantizados” por la carta de los Derechos Humanos de 1948, son continuamente vulnerados, no es más que agua de borrajas, puesto que lo que existe es un crecimiento increíble de la desigualdad a nivel mundial. Solamente decir que ACNUR da la cifra de 60.000.000 de refugiados y desplazados en este 2015. Si enciendes la tele o lees prensa te darás cuenta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, de cómo millones de seres humanos huyen de sus casas en busca de una vida mejor, más libre y con derechos garantizados. Si eres curioso y vas en busca de la verdad, serás consciente de cómo nuestros gobiernos y también nosotros mismos preferimos mirar hacia otro lado y seguir con nuestras vidas como si todo no fuera más que un espejismo.

El problema lo hallamos a la hora de encontrar personas que realmente crean que se puede invertir la situación. ¿Han dejado de creer o simplemente nunca han creído? Mi opinión es que nunca han sentido la obligación de creer. El ser humano necesita vivir las cosas en primera persona, sufrirlas para abrir los ojos y ver que todo lo que ha construido a tu alrededor no es más que polvo y ceniza.

 

2015/08/18

GOTERAS, PLAGAS, CHORREOS Y AMENAZAS


ª  Se les llama de todo: “goteras”, “plaga”, “verdadero peligro de Europa”, “amenaza”, “chorreo”, “invasión ingente”… estos son algunos de los calificativos utilizados para definir a los miles personas que se juegan la vida cruzando medio continente”.

ª  Los “señores de la guerra” no son seres salvajes y sin raciocinio movidos por el odio. Son actores fríos y calculadores que funcionan bajo la lógica de obtener el máximo beneficio con el mínimo de coste, pasando por encima de quién sea necesario, incluso de naciones enteras”.

ª “Demasiada hipocresía que rezuma por los poros, “Todos somos Charlie” pero se aprueban leyes que nos oprimen cada vez más y nos dejan sin capacidad para salir a la calle a quejarnos. Y la mayoría sigue callada… mirando hacia otro lado”.

 
Se les llama de todo: “goteras”, “plaga”, “verdadero peligro de Europa”, “amenaza”, “chorreo”, “invasión ingente”… estos son algunos de los calificativos utilizados para definir a los miles personas que se juegan la vida cruzando medio continente en busca de la supervivencia y de refugiados desplazados en la mayor crisis migratoria de la historia.

Según informes del propio ACNUR (La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados) en 2014, más de 60 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares debido al empeoramiento de las condiciones de vida, encontrándose en la mayoría de los casos en una situación de emergencia humanitaria.

Ante tal movimiento migratorio los países occidentales de la unión Europea, incumpliendo la promesa que hicieron hace unos meses de acoger una parte de ellos en sus propios países (recordemos que se trataba de una parte muy pequeña, aproximadamente 40.000), gira la cabeza hacia otro lado.

No es tan solo un gesto realizado por los propios dirigentes Mundiales, es toda la población que vive sumergida en su día a día, la que incapaz de ver más allá de su ombligo, actúa como cómplice insensible  de toda esta barbarie que no hace más que despreciar a seres humanos inocentes. Porque admitámoslo, en gran medida, las actuaciones y políticas realizadas por nuestros países y su ambición, son las grandes causantes de todo este éxodo.

Vayamos a la aportación de algunos datos: En primer lugar dejar bien claro que África es más que autosuficiente. En 1884 dirigentes de la vieja Europa decidieron saquear las riquezas del continente al sur del ecuador,  ya que la compra y el tráfico de esclavos ya no les era rentable a sus economías.

Muchos países del continente disponen de recursos económicos más que suficientes para subsistir e incluso compartirlos con naciones vecinas que carecen de los mismos. Países como Sudáfrica, Angola, Sudán, Congo, Tanzania, Argelia o Libia no necesitan de nadie. Si Occidente dejara de saquear día tras día los recursos naturales y materiales del continente africano, podrían atender a sus ciudadanos y acoger la más que posible migración de jóvenes venidos de países limítrofes.


Hoy día, todos sabemos que nada cambia en África sin la bendición de la Unión Europea y Estados Unidos. Por ello existen dictadores, que han sido y serán siempre los grandes garantes de los intereses occidentales. Sabemos que ningún dirigente mantiene su poder sin la ayuda de los países del Norte. Los apadrinan, acosan y derriban a buenos dirigentes, se permiten hasta el lujo de acudir en masa al funeral de líderes que dejaron pudrirse en prisiones durante casi treinta años como Mandela y montan tribunales para juzgar los crímenes de aquellos que se oponen a sus políticas y ambiciones. No olvidemos, claro está, que todo esto es posible debido en grandísima medida al apoyo incondicional de los medios que participan en el acoso, presionando mediante la mentira y el engaño, en favor de los grandes intereses de los que pueden permitirse el pago de sus honorarios. Ellos son los culpables de que veamos “monstruos” donde quizá no existan, y “héroes” a los que justifican mediante acciones armadas la invasión de cualquier región en nombre de su “democracia”, la gran democracia hipócrita, maldita y manchada de sangre, estandarte de los que ostentan el poder mundial.

Países como Inglaterra, Alemania y sobre todo Francia, consideran el continente africano como su “natural zona de expansión”. Estados Unidos que hasta el final de la guerra fría no descubrió la importancia estratégica y económica que supone el control sobre una región tan rica, ha entrado en conflicto directo con los intereses europeos. Mientras el reparto del pastel fue equitativo no hubo problemas, pero el enfrentamiento por la hegemonía sobre África se ha convertido en un combate abierto, en el que todo vale y no existen reglas para hacerse con el poder absoluto sobre el terreno. Por ello, tanto París como Washington fueron, son y serán siempre contrarios a la democratización de los países africanos, de este modo podrán seguir saqueando impunemente a sus protegidos.

Los “señores de la guerra” no son seres salvajes y sin raciocinio movidos por el odio. Son actores fríos y calculadores que funcionan bajo la lógica de obtener el máximo beneficio con el mínimo de coste, pasando por encima de quién sea necesario, incluso de naciones enteras. Por ello se decimos que no existen “conflictos armados africanos”, sino “conflictos armados en África”, ya que los protagonistas y culpables de esta historia son las mentes occidentales con tanto poder como para manejar los hilos de la destrucción de los pueblos. Se trata, en muchos casos, de guerras abiertas entre los intereses de empresas de uno y otro lado, que llevan el combate al escenario africano. Ya lo hicieron anteriormente en los países latinoamericanos, en los Balcanes, Irak, Libia… y lo seguirán haciendo mientras sigamos dejando el poder en sus manos.

La invasión de Libia fue una intervención al servicio del Gran Capital. El país fue el blanco de la codicia mundial, al igual que muchas otras en múltiples lugares del mundo. Libia tiene es su suelo la respuesta. Posee más petróleo que ningún otro país africano, ya que es capaz de producir aproximadamente tres millones de barriles de crudo diarios. En 2009 su líder por aquel entonces “Gadafi” (recordemos gracias a la hemeroteca, que don Jose María Aznar cerró varios negocios en este país sin importarle lo más mínimo que fuera un dictador), adelantaba un plan para nacionalizar el petróleo libio. Por su puesto, jamás se llevó a cabo dicho plan, puesto que en el año 2011, Europa dictaminó que era la hora de acabar con el dictador y sus planes para su pueblo. Ya no servía a los intereses de occidente y comenzaba a suponer un peligro para sus economías.


Pero  además, el país posee 35.000 kilómetros cúbicos de aguas subterráneas que cubrirían las necesidades de Egipto, Sudán, el Chad y las suyas propias, potenciando así la seguridad alimentaria  de toda la región. De este modo, se evitaría que estos países tuvieran que recurrir al propio FMI para solicitar fondos y poder conseguir agua y cultivos. Por no hablar de los 200 mil millones de dólares que poseía la Reserva Nacional Libia  y que tras los enfrentamientos fueron confiscadas por los países agresores.

Pero existen más casos de “Top Manta” que a los países occidentales no nos indignan tanto.

Senegal y sus peces. La Unión Europea firmó un acuerdo de pesca con este país: 38 buques europeos (25 españoles) podrán trabajar en la zona durante cinco años a cambio de tan solo 14 millones de euros. Recordar que algunos de estos buques ya han sido multados por realizar pesca irregular en la zona. Aun así han seguido recibiendo subvenciones millonarias de nuestras instituciones sin ningún tipo de castigo mayor.

Níger y su energía. El 87% de la energía francesa proviene de sus centrales nucleares. ¿Adivinan de donde proviene el 40% de sus reservas de Uranio? No olvidemos que este país que es el segundo mayor productor de este mineral, se encuentra entre los últimos en índices de desarrollo.

Costa de Marfil y su cacao. Costa de Marfil, primer productor mundial, cuenta con campos de trabajo infantil. Nestlé y otras multinacionales más se aprovechan de una extorsión, que por lo que se aprecia no quebranta ningún derecho Internacional.

República Democrática del Congo. Hace pocos días se hablaba de las bombas de Hiroshima y Nagasaki debido a su aniversario. El uranio utilizado procedía de Katanga, provincia al sur del país. Más importante aún es el Coltán, clave para la industria electrónica occidental. “Por cada kilogramo de este material que se extrae, cuesta la vida a dos niños”. ¿A quién le importa?


Reflexionemos un poco… No hay nada escrito en estas líneas que no sepamos, o que pueda encontrarse en múltiples documentos dentro de la red. Entonces, ¿por qué nos negamos a ver la realidad? ¿Para cuándo nos planteamos actuar? ¿De verdad pensamos que estas personas se jugarían la vida para vender música y gafas de sol en nuestras playas si pudieran vivir dignamente y sin peligro en sus países? ¿Sería posible nuestro tren de vida sin la expropiación y saqueo de otros países? ¿Hasta qué punto somos responsables de este éxodo? ¿No deberíamos el pueblo rebelarnos contra tanta injusticia y obligar a nuestras naciones y líderes a actuar de una vez?

Nuestros líderes… aquellos que como Sarkozy ven la inmigración como “una fuga de agua en la cocina”. Como el Primer Ministro Inglés Cameron, el cual llama “Plaga” a los inmigrantes y refugiados que intentan entrar en su país a través del Euro-túnel. Sin hablar de nuestros cargos políticos nacionales, nuestro Ministro de Interior que ve todo este asunto como un problema de “goteras en casa”, que felicita a las fuerzas del orden por el archivo provisional de la causa por la que se les investiga, o qué se opone a las operaciones de rescate en el mar por miedo al “efecto llamada”.

Aguantamos este tipo de declaraciones todos los días en los medios de comunicación, pero nos llevamos las manos a la cabeza por comentarios y chistes en redes sociales. Demasiada hipocresía que rezuma por los poros, “Todos somos Charlie” pero se aprueban leyes que nos oprimen cada vez más y nos dejan sin capacidad para salir a la calle a quejarnos. Y la mayoría sigue callada… mirando hacia otro lado.

Tan solo una pregunta más: si algún día somos nosotros los que necesitamos de la ayuda Internacional, ¿A dónde iremos entonces?